miércoles, 23 de enero de 2013

Hasta que el tiempo decida pasar.

No se lo que he echo, me he dejado llevar por los impulsos del corazón.  Fuertes e incesantes, aquellos que comprendían de verdad la clase de burbuja en la cual me había quedado atrapado. Podía ver el exterior, podía sentir aquellos momentos, podía imaginar como sería todo... pero no podía respirar y necesitaba correr, correr sin metas y sin limite, sentir como tomar velocidad y dejar todo atrás... cada paso, cada lágrima angustiada y perdida...
Solo pude escuchar ese latido, aferrarme a el con fuerza y decisión aunque la inseguridad y la tristeza rompían mis barreras.

Supe lo que debía hacer cuando no podía averiguar quien era yo, ni que era sin ti.  Y debería saberlo.
Cuando sentí ese vacío, cuando la primera lágrima y el primer temor cobró fuerza. Creí equivocarme...
Me sentí de cristal, como si arrancaran de uno en uno todos aquellos momentos que quedaron grabados en mi por siempre. 
Me sentí indefenso, cuando de una en una expresé con palabras lo que sentía y lo que tu parecías no entender
Me sentí perdido, cuando un laberinto se construyó en mis decisiones, cuando temí no poder ser yo de nuevo.  
Me sentí vacío, cuando vi que te perdía.
 Y allí, entre todo aquel jaleo de sentimientos mi cristal se rompió... me dejó en el suelo, se despojó de mi cuerpo como una tela vieja  y todo se volvió negro. 
Ahora todo vuelve a mi cabeza como una película repetitiva y constante y allí, sentado entre fotos de un álbum que está por terminar espero, hasta que el tiempo decida pasar...



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