El vapor, pánico mecánico de mi corazón, se filtra por debajo de los raíles. Nuestro último encuentro aún esta tibio, sin embargo tengo tanto frio como si jamás te hubiera encontradoese día, para mí el día más frio del mundo.
El tren resopla con un estrépito punzante. Quisiera retroceder en el tiempo para entregarte el viejo trasto de mi corazón y dejarlo en tus brazos.
Cuanto más tiempo paso en este tren más me asusta su potencia; es una maquina con una gran fuerza, con un corazón tan desatado como el mio. Debe estar terrinlemente enamorado de la locomotora que lo hace avanzar. A menos que, como yo, sufra la melancolia de lo que va dejando atrás. Pero lo cierto es... que no se nada del amor.
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